jueves, 29 de enero de 2009


Pero el amor, esa palabra... temeroso de pasiones, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te qiero por vos ni por mi ni por los dos juntos, no te qiero porqe la sangre me llame a qererte, te qiero porqe no sos mía, porqe estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porqe en lo más profundo de la posesión no estás en mi, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en qe me atormenta qe me ames, me atormenta tu amor qe no me sirve de puente porqe un puente no se sostiene de un solo lado, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes qe yo y eso qe me qerés como yo no te qiero.
Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras y resulta qe te qiero. Total parcial: te qiero. Total general: te amo.
Lo qe mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella, la eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo qe te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos no elegís la lluvia qe te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
(Rayuela, cap. 93)

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